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 El valor de la democracia para investigar 

Para los expertos, el valor de la democracia es esencial para la ciencia porque “el Estado la desarrolla para un progreso social y para eso tiene que haber libertad y saber dónde está el bien social”, dice Romilio Espejo. En tanto, Ramón Latorre señala el quiebre democrático como la causa de la calidad educativa que impacta hasta el día de hoy: “El daño que hizo la dictadura al conocimiento en Chile fue irreparable, a pesar de lo bien que estamos ahora porque la ciencia ha avanzado bastante con respecto al resto de Latinoamérica, estamos muy mal con respecto al resto del mundo”.

Para Nibaldo Inestrosa el desarrollo de la ciencia ocurre en los países con democracia porque tienen el compromiso e invierten recursos para comprar equipos: “Es el caso de Estados Unidos, Inglaterra, Francia, el Estado es el que está comprometido, pero al comienzo en mi historia universitaria hacíamos los experimentos con los gatos que nos regalaba la gente”, señala. Por último, la reflexión de Cecilia Hidalgo es que la investigación científica comparte con el arte el hecho de que ambas son actividades creativas por excelencia. Si bien, y a diferencia del arte, la investigación tiene un componente experimental que requiere trabajo en el laboratorio o en el terreno salvo para las matemáticas, ambas, ciencia y arte, necesitan un ambiente de respeto a la actividad creativa: “Este ambiente se da en democracia, pero no en regímenes totalitarios, que imponen una visión a sangre y fuego y no permiten la libre expresión del espíritu creativo humano”, concluye. 

Para Ennio Vivaldi, las áreas de estudios que se disminuyeron por su relevancia para los interventores eran las ciencias sociales, artes y humanidades. También en otras se coartó el pluralismo hasta entonces existente. “Pero lo más importante es que, estructuralmente, por diseño, el modelo impuesto por los Chicago Boys suponía que un país como Chile no debía mal invertir sus recursos en desarrollo científico y tecnológico; sino que, dado el orden económico mundial, debía colocarlos donde tuviera ventajas competitivas, y la ciencia y la tecnología dejársela a los países que ya contaban con el recurso material y humano adecuado. Esta idea de que el conocimiento científico hay que comprarlo a quienes lo producen mejor y más barato y guardarse la plata para aquello en que uno es más competitivo, explica lo difícil que ha sido aumentar los fondos destinados a investigación científica en Chile

El MinCiencia agradece la colaboración para realizar este especial de los 50 años del Golpe de Estado de 1973 al equipo editorial de revista Nature, en especial a su directora de publicaciones de journals, Mariana Biojone y a la actual editora general, Magdalena Skipper por facilitar las copias de los archivos de la publicación, al equipo del Archivo Patrimonial de la U. de Santiago de Chile por compartir imágenes de la época, a los investigadores chilenos que desde distintas latitudes entregaron sus testimonios que ampliaron la mirada humana, profesional e histórica.